martes, 26 de agosto de 2008

Institucionalizando los sábados

He intentado forzar algunas letras y fue inminente el resultado: Pobreza en lo que he escrito.
Podría intentar ser cursi y narrar un cuento de amor. Él lucha por una relación imposible por la lejanía. Ella podría sorprenderlo con un par de maletas tocando su puerta; al principio sería raro, pues nunca se habían visto más que por fotografías. Pero al escuchar ese acento extraño el cariño se reconocería sin problema alguno. Pero no estoy enamorado aún.

Podría intentar ser misterioso y empezar con una historia sobre alguien que encuentra un libro escrito con sangre, y su misión, por su explicada obsesión, es descubrir a quien o a quienes les pertenecen. Pero no soy lo suficientemente obsesivo para terminar una novela de esas características.

Podría intentar ser aventurero y relatar la decisión de un joven que deja todo a un lado, toma su guitarra y huye a la selva a vivir de la naturaleza y la música. Pero estoy muy amarrado al sistema y sólo podría añorar un viaje así.

Pero creo que sí podría escribir sobre la importancia de un día para un grupo de amigos. Un día en el que pensamos y sentimos distinto a los otros seis. No es que cambiemos o usemos caretas, es la necesidad de sentir que no hemos perdido la vitalidad. Es un día dedicado a lo que muchos reprimen y se llenan la boca con posibles, pero no actúan. No hemos descubierto continentes ni nuevas formas de vida, pero constantemente ponemos a prueba nuestros límites, pequeños como cuánto alcohol aguantamos, extraños como qué tan lejos podemos llegar en una caminata y grandes como hasta que hora podemos hablar de una mujer.

Es un grupo con una sola finalidad: Institucionalizar los sábados.

Miltrox.

domingo, 17 de agosto de 2008

2 meses después

Estamos comprometidos con los cambios, y ahora agradezco al tiempo que incineró todo dolor. Volvió la tranquilidad, la alegría y los amigos; con ellos nuevas ideas y valores.
He vuelto entre el resultado de un par de sumas y divisiones para dejar un resultado muy cómodo. Brindo por lo que vendrá que aunque con los ojos caídos me tome, me hará seguir disfrutando lo que vale la pena. Tan simple como la alegría.